Hamnet ha resultado ser toda una revelación, un libro maravilloso, en el que ficción y datos históricos se dan la mano para narrar posibilidades. Entre ellas, las motivaciones más profundas de William Shakespeare para escribir su obra más larga, su principal tragedia, Hamlet, su amor, su necesidad de escapar de un destino funesto…

Con una prosa exquisita, en un ambiente bucólico, y centrando la atención en la cotidianeidad, la familia, la vida rural, el dolor y la perdida; la escritora imagina una Anne Hathaway, esposa de Shakespeare, la llama Agnes, poderosa, sabia, autónoma e intuitiva. Sí, como en los datos históricos, más mayor que él.  También a su hija mayor, su madre, su padre, sus gemelos, Judith y Hamnet, este último murió a los 11 años.

Se adentra en la intrahistoria de forma sutil e increíble, tanto para hablar de aquellos saberes femeninos arrancados de cuajo en pro de la “ciencia”, como para narrar la trasmisión de la peste, sus consecuencias y el terror que provocaba. Solo en las últimas páginas nos describe un teatro en los suburbios, al otro lado del Támesis, una urbe gris, decadente, hacinada. Solo al final nos enfrentamos a él, al dramaturgo, al escritor, a las similitudes y referencias que a lo largo de toda la novela nos llevan a La tragedia de Hamlet, príncipe de Dinamarca.

No nos ha resultado un libro sencillo de leer, es complejo, pero compartirlo ha sido estupendo, nos ha permitido hablar de diferentes interpretaciones, de sensaciones diversas, de un Shakespeare absolutamente desconocido, mejor entendido, contextualizado y lógico.

Una lectura en la que, como no puede ser de otro modo, “ser o no ser…” parece menos dilema, si lo unimos a “ humano, demasiado humano” .

Aran Añaños